Juan Alberto Madile - Pensamientos
Sistema Social Complejo
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Los escenarios de nuestra vida

Nuestra sociedad es compleja. Multiplicidad de relaciones, de regulaciones y de subsistemas sociales la componen; con que debemos interactuar.

Nuestra sociedad es compleja. Multiplicidad de relaciones, de regulaciones y de subsistemas sociales la componen; con que debemos interactuar. Pero esto, ni nos integra en una unidad mayor ni nos ampara de la soledad.

Y se halla en un mundo globalizado. Interconexiones de personas y vinculaciones entre países, por una economía y por un correlativo mercado de consumo de alcance mundial; en los que nos hacen participar. Pero esto, ni nos hace más sociables ni nos evita el aislamiento.

Entonces, solitarios y aislados pero en forzosa interdependencia (de los mensajes, de las noticias, de la publicidad, de la propaganda ideológica), se pierde la idea, se impide se la profundice, se muere el sentido…

Porque…¿cuáles son los escenarios de ésta, nuestra vida en lo complejo y en lo global? ¿y cómo inciden en nuestra vida?

Complejidad y globalización que se manifiestan:

En las condiciones del trabajo. Son grandes corporaciones multinacionales las que controlan la producción global y que por tanto distribuyen las fases del proceso; en lugares del mundo en que el trabajo es más barato; sin restricciones  medioambientales, laborales ni de seguridad. Trabajo que ha quedado escindido de la vida familiar desde la industrialización y que ha dejado de ser ahora, además, de tiempo completo y para toda la vida,  por lo que ya no brinda ni seguridad ni autoestima.

En cuanto a esto, se ha interpretado que la mayor frecuencia de hombres que delinquen, en comparación con mujeres, no se debería hoy tanto a rasgos de su sexo sino por el contrario a una ‘crisis de masculinidad’ en ciertos sectores, por no poder mantener a su familia con un trabajo honesto.

Es el delito que se sufre en la calle; pero también existe el de cuello blanco, de mayor alcance y sin embargo con mayor impunidad; existe el crimen organizado, que se presenta como negocio convencional y que los bancos no tienen reparos en blanquear … coordina sus actividades delictivas a nivel internacional gracias a las tecnologías de la información y a la economía global; existe la producción y distribución mundial de drogas, no sólo insuficientemente combatida sino que hace  más violenta la ejecución de otros delitos.

Ello, por falta de trabajo y de educación, la que por su parte se ha mercantilizado; ni se igualan oportunidades ni se la mejora; un ejemplo fue EUA, donde una autorización federal hizo posible que hasta la educación elemental en algunos Estados pasara a manos de empresarios de las comunicaciones.

Todo lo cual, en el marco de grandes organizaciones, que nos vigilan (sociedad “de la vigilancia”, se ha dicho, y no sólo por parte del Estado y de las empresas): recogen información sobre cada uno de nosotros; quienes perdemos privacidad, libertad y seguridad.

Y en el marco de grandes ciudades, que deparan la experiencia cotidiana del encuentro con el diferente, con el extraño; encuentro vivido como potencialmente peligroso y que por tanto se procura evitar; es que ellas yuxtaponen diferentes formas de vida haciendo ver los contrastes y desigualdades sociales y tornando desconfiable un contacto que casi no puede evitarse por la proximidad.

El contexto sociocultural todo incide en las posiciones recíprocas de las personas en términos de estratificación social; aunque quiera sostenerse que ya no rijan tales diferencias; ¿acaso no sobreviven barreras de clase? se ha querido creer que, al menos en las sociedades desarrolladas de Occidente, es por el mérito personal el acceso a los puestos sociales principales y por tanto a la posición social; de modo que, aunque no resulte la igualdad, el sistema sería justo. Sin embargo se comprueba que, aún atendido que sea el mérito, tiene gran peso el origen de clase: quienes proceden de ambientes desfavorables deben mostrar más mérito que aquellos de medios ventajosos, quienes suelen ocupar puestos que no merecen.

Es claro que los procesos interindividuales de interacción social no se reducen a dichas categorizaciones recíprocas; los hay independientes de la estructura institucional que inclusive con la globalización han aumentado y extendido a individuos de diferente condición y país; pero… de qué tipo: son establecidos a distancia, muchas veces anónimos y donde ni las identidades respectivas se conocen. … sin embargo, es recién la comunicación del encuentro personal, que se establece a través de los ojos y de la voz, que es verbal y también corporal, la que da “la medida del sentimiento y de la sinceridad del otro que permite confiar”; la cual aunque se dé, hoy es interrumpida a cada momento por llamadas que colocan en una posición incómoda al otro; situación que se hace continua con los celulares “inteligentes”, agravando nuestra inmersión en la indiferencia general.

Manifestaciones y escenarios, los expuestos, que no pueden menos que afectar la personalidad individual, dando paso a un nuevo tipo, indiferente a su entorno, en que lo comunitario deja de ser referencia y donde toda otra es inestable y fugaz.

Y afectar la percepción misma que de la realidad se tiene; dando un nuevo sentido de ‘virtual’: no ya como posibilidad de lo actual, sino como superposición a lo real: se tiene por tal, todo lo que pasa por la pantalla. Con empobrecimiento correlativo de la imaginación. No es un arte que permita soñar sino un ‘efecto especial’ que lo suplanta. Y quienes sí se enriquecen, acumulando  las mayores fortunas del mundo, son quienes fabrican esas pantallas y proveen esos servicios. Enriquecimiento material, no espiritual, resulta obvio decir.

Mundo interconectado, pues, con un mismo orden informativo a escala global, con formas de telecomunicación que hoy convergen en un mismo aparatito que nos aparta de la vida comunitaria y de relaciones personales. Y que por la publicidad y la propaganda mantiene sujetos nuestros gustos y nuestras ideas a ciertos intereses, que son económicos pero también políticos. Porque la ideología es mala fe del pensamiento. Es control de las ideas al servicio de intereses. Se utilizan palabras que los disimulan. Lo que al ser sospechado, contribuye a este mundo desencantado e indiferente.

¿Y el refugio en la familia, se dirá? Es que es ella hoy, muchas veces también, fuente de conflictos. Su vigor institucional se ha debilitado, ha perdido funciones, sus pautas han cambiado, se ha multiplicado en diversidad de tipos: monoparentales,  reconstituidas,… leemos cotidianamente sobre violencia y malos tratos en la vida familiar…  parece cierto ya que muchas personas corren más riesgo de ser atacadas en su casas que en la calle; por estarse perdiendo  ese equilibrio de respeto y cariño y no contenerse la agresividad; con lo que mayor delincuencia y sociedad más violenta en general. No obstante, la gente sigue buscando pareja. Es la paradoja de nuestro mundo: las mismas condiciones que empujan a buscar pareja, dificultan que la conserve. Y la persona se embarcará cada vez en nuevos intentos de ilusión y desilusión, ensueños y desengaños.

¿Y el refugio en la religión, acaso, que mitigue la soledad y alimente la esperanza? Cree verse un cierto regreso a la religiosidad en Occidente; pero tratarse: ora de un culto más privado en relación con las grandes organizaciones religiosas tradicionales; ora de la aparición de nuevas iglesias con otros métodos; ora del surgimiento de fundamentalismos. Ante lo cual, cabe plantearse: ¿puede encontrar la persona salvación con un culto meramente privado, inmanente a un mundo sin espiritualidad? ¿encontrar pertenencia, ubicado como queda en un mercado en que compiten religiones con métodos casi mercantiles?... y ni hablar de fundamentalismos que valoran una vida actual menos que un texto antiguo…

Resumiendo: desocupados o sin ocupación digna, inseguros frente a un  delito en aumento, desprovistos de una educación formal de calidad, perdidos en grandes ciudades y anónimos en sus organizaciones, desiguales en oportunidades por barreras de clase todavía, aislados en nuestra mecánica condición de operadores de aparatos, empobrecidos en nuestro mundo interior y sometidos a continuas ráfagas informativas y publicitarias que nos desorientan… y sin los refugios tradicionales de religión y familia, ¿qué hacer?

Comencemos por no dejar de ver la situación que nuestros escenarios componen, descubriendo sus intenciones ocultas. Que si es por su fuerza que ejercen influencia, es nuestra debilidad la que los consiente. Que sea en cambio una mente lúcida, la que deba en tanto hallarse en dependencia.

Que negando lo que nos niega, empezaremos a afirmarnos… retomando aquella idea que nos daba un sentido y que no profundizamos… es lo que intento, a pesar de tanto ruido.


Juan Alberto Madile
Rosario, junio de 2015
Publicación periodística: 13/07/2015

 



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