Juan Alberto Madile - Pensamientos
W. Dilthey
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En busca del sentido

Hay una realidad material. Quién puede negarlo. Pero aun la materia misma deja de reducirse a ella misma cuando cobra vida. 

Hay una realidad material. Quién puede negarlo. Pero aun la materia misma deja de reducirse a ella misma, cuando cobra vida. Es cuando, para perseverar en su ser, necesita establecer relaciones con cuanto le es exterior.

Así nosotros, seres conscientes por añadidura, nos encontramos siempre en una situación determinada... y no en otra. Decimos y no en otra porque también podemos cambiar de situación... si entre otras posibilidades eligiéramos. 

Tal es nuestra libertad y tales asimismo, nuestros límites: cada posibilidad que se elige elimina otras y toda situación que se acepta posterga otras.

Siempre, con un horizonte como límite; pero que es también, invitación a trasponerlo en pos de horizontes imaginados.

Así es que el hombre, en el despliegue de su vida y frente a cada situación que enfrenta, tiene que saber a qué atenerse y cómo justifica sus propios motivos inclusive. 

Para lo cual necesita pensar. Vida que debe pues, saberse a sí misma. Que debe por tanto, en otros términos, tener que encontrarle un sentido; tanto a la situación como a su propio comportamiento en ella.

 Entonces, ¿qué es el sentido? es, en principio, no otra cosa que la razón concreta y ajustada a cada situación... si bien se puede hablar de diversos sentidos del sentido: puede hacérselo sinónimo de razón en general, de inserción en la realidad en particular, de comprensión de la estructura relacional que ésta tiene, de dirección u orientación del comportamiento...

Pero hay un sentido básico que ya su gramática nos ofrece y al que nos atendremos aquí en lo que sigue: sentido es participio pasivo de sentir. Entonces, es razón sentida, es razón que ya se vive al nivel de las sensaciones de la percepción. Es éste el sentido de los sentidos corporales, es la unidad de los mismos a la luz de la razón... pero no sólo es eso, cuando al sentido de la vida referimos.  

Sí que la vida -la de cada uno de nosotros, pero la tratamos aquí en general- es para el hombre su realidad radical. Que debe realizar a su manera a través del tiempo que le toque vivir, pero sin tener preestablecido cómo hacerlo. Y no obstante, hacerlo; y en su singularidad. Según él sienta sea su vocación; lo que significa: a lo que se sienta vocado (o llamado) a ser, y fiel a ese sentido, entonces, orientar sus actos.

De modo que su vida es, en el tiempo de su realidad presente, tanto la de su situación actual (y su proceder consciente conforme a ella), como su pasado, que hasta este momento lo ha conducido (y  que su memoria retuvo); pero preponderantemente y para sí mismo, él siente ser lo que le falta  hacer todavía... porque esta anticipación de sí mismo es su único modo de totalizar una vida que le transcurre de vivencia a vivencia, en sucesión temporal... totalizarla por la reunión en el ahora de un presente que es real con su pasado, necesario ya, pero con un futuro todavía posible... que es aquí donde él quiere verse y como él quiere se proyecte su ser, en las cosas y en los demás... aunque aun él no lo sea...

Claro que siempre puede renunciar a ello pero quedando entonces limitado a un opaco ser social y a la mera conservación de un cuerpo que en su breve vida lo limita y localiza a un cierto lugar de su tiempo histórico.

Pero si en cambio él, cualesquiera hayan sido las circunstancias de su situación, ora oportunas a sus propósitos ora desfavorables a ellos, no cejara en su empeño por perseguir aquello que profundamente vive, siente y piensa, entonces el sentido de su vida podría con sus actos expresarse en un significado objetivo, de realidad social y cultural, que hasta pueda trascender a su propia muerte.

Única trascendencia posible por lo demás para el individuo de una especie que, en mérito a su singularidad creatividad, hubiera alcanzado a contribuir a un mundo (humano) y a una realidad (cultural)... aunque como tantas veces ocurre, no hubiera obtenido reconocimiento en vida. Su ser, habría quedado igualmente expresado.

Y es en este sentido que W. Dilthey, quien supiera dotar de leyes con validez empírica al conocimiento historiográfico, nos dice que es recién con la expresión que damos ser a lo que denominamos mundo humano.

Su publicación en Internet, En Cultura y Libros de La Capital de Rosario, el 17/12/2023, y en papel del mismo periódico y como columna de Opinión, el 18/12/2023.

 



Una buena voluntad